Es una fiesta que combina distintos lenguajes, plataformas y materiales que giran alrededor del lenguaje audiovisual y cinematográfico. Convoca obras de todas la procedencias, enfatizando en realizaciones comunitarias urbanas, rurales y producidas por los pueblos originarios de Latinoamérica que se encuentren en la búsqueda de una imagen propia y planteen distintas miradas que no encuentran un espacio en la red de distribución comercial.
La competencia condiciona al creador a someterse al gusto de un jurado, limitando en muchos casos las opciones creativas de realizadores/as cuyas obras no respondan a la lógica de la industria cinematográfica; por lo que proponemos un festival no competitivo donde el objetivo, más que ganar un premio o un reconocimiento, es compartir la experiencia de la realización misma, la búsqueda de la imagen y la realidad que esta refleja.
Una fiesta abierta, plural, democrática, que invita todas las realizaciones soberanas a sumarse a soñar y formar parte de la fuerza que constituyen las miradas diferentes, críticas, silenciadas. Invitando aliados nacionales e internacionales para sumar la mayor cantidad de voces a esa búsqueda por una imagen propia y soberanía en el audiovisual.
Obras hechas en los barrios y cine comunitario por más gente haciendo audiovisual y menos estrellas de la industria del cine. Sedes de proyección descentralizadas, para acercar el audiovisual a donde esté la gente y (re) tomar la calle para la acción cultural pública y gratuita, por amor, no por negocio. Un espacio de encuentro, producción, reflexión y discusión, sobre temas que nos ocupan y que están plasmados en las películas que se proyectan y en los talleres que tienen lugar en la semana, porque celebramos el audiovisual como arma de lucha para nuestra libre expresión.